Con el paso del tiempo las nuevas tecnologías han ido tomando mayor relevancia en nuestros quehareceres diarios. Hoy voy a hablar de la música; cómo la escuchábamos ayer y cómo lo hacemos hoy.
Igual que el tipo de música ha ido cambiando a lo largo de nuestra vida, la forma de escucharla también lo ha ido haciendo, siendo una de las formas que se demuestra que las tecnologías han tomado parte de nuestras vidas y de nuestro día a día.
Del tocadiscos al Ipod pasando por el Discman
Hace muchos años del tocadiscos. Esos platos enormes de color negro que los colocábamos en esa máquina tan natural en aquellos tiempos y que hoy en día consideramos verdaderas reliquias. Más tarde aparecieron las cintas de cassette, algo que revolucionó completamente el tema del tocadiscos y que para los de dicha generación supuso un avance realmente sorprendente.
Más tarde es cuando aparecieron los CD’s. Un progreso que aún hizo que cambiara más la forma de entender el hecho de escuchar múscia. Se podía escuchar en cualquier dispositivo que aceptara CD como los Discmans, coches que ya tuvieran incorporado el euqipo de música con lector de Cd’s…
Cómo no esto tenía que cambiar y aparecieron los MP3; reproductores de música en los que no se les tenía que incorporar nada para que sonaran las pistas, sino que conectándolo a través de nuestro ordenador podíamos cargar infinitas canciones (dependiendo de la capacidad de memoria del dispositivo). Ya más tarde salieron los MP4 y actualmente es lo que más se suele utilizar. Más que Mp4 tiene el nombre de Ipod. El dispositivo de la marca de manzana mordida que todos conocemos.
La verdad es que el avance de las tecnologías ha ido cambiando nuestras vidas (para bien o para mal, eso lo dejo a tu elección). Y, como es tan importante, en los siguientes artículos hablaré de la tecnología y el ocio. Una mezcla perfecta que ha hecho que vislumbremos nuestros ratos de ocio con un interés distinto a como lo habíamos hecho hasta ahora.
La música es un arte, eso ya lo dejaron claro nuestros ancestros. Desde las primeras civilizaciones conocidas, cuando el hombre comenzó a organizarse en comunidad, la música formaba parte de sus reuniones, ya fuera para celebrar, honrar o llamar a alguna actividad. Y aunque aquellos que estaban dotados para ella todavía no tenían un nombre definido, eran muy considerados entre los suyos, empezando ya a reconocer que eran seres especiales con un don que a no todos estaba concedido.
Así que podemos considerar que la música nació como una forma de comunicación, casi anterior a la palabra; y luego, ha llegado a tal perfección, que incluso se podría decir que transmite sensaciones, lo que el lenguaje hablado no ha podido lograr. Precisamente por eso, se dice que las palabras son engañosas, pues no se pueden tomar al pie de la letra. Claro que hay casos y casos, por ejemplo si estás ante alguna autoridad, donde claramente su palabra es ley y no hay otra manera de interpretarla. Por el lado contrario, podríamos hablar de la diplomacia o la política, donde el arte de la oratoria tiene que conseguir decir lo que se pretende sin que suene mal a oídos del interlocutor, ni le cause ofensa ni malas sensaciones.
Dicen que el silencio es oro, o que quien calla otorga; refranes populares que nos recuerdan que en ocasiones es importante guardar silencio, dependiendo de las circunstancias en las que nos encontremos. Sin embargo, el ser humano necesita comunicarse; y en los tiempos en que estamos, se podría decir que si siquiera la barrera de los idiomas es ya una excusa para no poder conversar con cualquiera al otro lado del mundo (o del universo, dado que algunos científicos ya hablan de buscar un lenguaje universal con el que poder comunicarse con extraterrestres, llegado el caso). Además, hay temas en los que uno no puede quedarse callado, y se necesita que las personas se pronuncien sobre ellos: injusticias, guerras, hambrunas, educación, violencia, machismo u homofobia… ¿Y el sexo? Pues también, y posiblemente sea un tema del que se habla poco, pues parece que no acaba de dejar de ser un tabú. Sin embargo, la sexualidad en internet es un tema recurrente, y aunque cree mucha polémica, algunos expertos sociólogos piensan que es una puerta que se abre a muchos que tienen dudas y tienen reparo a compartirlas en público.
Unir sexo e internet en la misma frase casi siempre acaba en la misma conclusión: porno online; y ante eso, las fuerzas vivas de la moralidad ya crean una barrera casi insalvable. Sí, es cierto que las webs porno están llenas de videos de sexo que en muchos casos no son la mejor manera de acceder a la práctica de sexo saludable (tampoco es ese su objetivo, pero ese es otro tema). Pero es cierto que el ver estos videos xxx crean muchas veces dudas e inquietudes; y que comentarlos con colegas, o con otros cibernautas, pone sobre la mesa algunas teorías o quizá soluciones que antes no se nos hubieran ocurrido. Y, de cualquier manera, ya es algo bueno que nos atrevamos a hablar sobre ellos, porque por mucho que nacemos como seres sexuales, no lo hacemos como expertos en el tema. Como todo en la vida, la sexualidad necesita de un aprendizaje, de una base teórica y de una práctica compartida; y, sobre todo, de ser sincero con uno mismo y con la pareja dado el caso. Ahí volvemos a la importancia de la comunicación.
En la actualidad, la relación entre la música y la sexualidad no es muy dilatada, ni tampoco muy constante. Se intenta no llevar la censura hasta los extremos, pero también se cuida de que ciertas letras no sean demasiado evidentes, y no llegue a ofender a jóvenes, mayores, mujeres u otros colectivos. Hay cine para mayores de 18; sin embargo, por su carácter universal, la música aún no se ha llegado a clasificar por edades. De cualquier forma, no hay músicos que se dedican a crear canciones de temática sexual en exclusiva; quizá algunas letras lleguen a ser un poco picantes, u otras tan explicitas que se gane la crítica de una parte de la audiencia. Por ahora, la música sigue siendo para todos los públicos, y esperemos que siempre sea así.